EL OTRO PARTIDO: CÓMO FUNCIONA LA ESTRUCTURA QUE CONDICIONA AL JUGADOR PROFESIONAL - NOTA I
- Enrique Portnoy

- 5 days ago
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Updated: 4 days ago

EL DEPORTISTA PROFESIONAL EN EL SISTEMA. La conversación pública sobre el deporte suele enfocarse en resultados, rendimiento y planificación táctica, pero detrás de ese plano visible se despliega un escenario mucho más determinante: una red de decisiones institucionales que organiza el juego incluso antes de que la pelota empiece a rodar.
Esta primera nota propone mirar el deporte desde un lugar distinto: no desde la denuncia emocional, sino desde la comprensión racional del sistema en el que el deportista construye su carrera.
Un ecosistema donde cada actor tiene incentivos distintos
El deporte profesional no funciona como una comunidad homogénea con objetivos compartidos; funciona como un entramado de intereses que conviven, se superponen o se tensionan:
los clubes gestionan urgencias financieras,
las asociaciones regulan calendarios, habilitaciones y contratos globales,
los representantes negocian oportunidades bajo presión de mercado,
las productoras y medios priorizan audiencias,
los patrocinadores buscan visibilidad y retorno.
Cada actor mira el deporte desde un ángulo propio. Esa diversidad de racionalidades explica por qué la carrera del deportista se ve afectada por decisiones que él ni siquiera presencia.
En muchos, muchos casos “lo administrativo” define lo deportivo
La estructura que gobierna el deporte concentra funciones que en otros ámbitos suelen estar separadas: regulación, comercialización, control disciplinario, programación, distribución de recursos. Esta concentración no es un detalle técnico; define cómo circula el poder. En vez de un ecosistema con pesos y contrapesos, predomina un modelo donde la misma mesa toma decisiones reglamentarias, económicas y políticas.
Para el deportista, esto significa convivir con un sistema donde su desempeño no es el único factor que ordena su carrera. La estructura institucional también juega.
La gestión determina la supervivencia o no del Club, o la no supervivencia en el largo plazo.
Los clubes se mueven entre demandas sociales, presiones deportivas y limitaciones económicas. Esa tensión permanente genera un estilo de gestión orientado al resultado inmediato: resolver el mes, sostener la competencia, equilibrar la caja.
El problema no es la urgencia, sino su permanencia. Cuando lo urgente se vuelve lo único, se debilita la posibilidad de pensar trayectorias deportivas con continuidad y propósito.
En este contexto, el deportista convive con decisiones que responden más al calendario político-institucional que a una planificación de desarrollo.
El público como portador de legitimidad espontánea
La energía emocional que moviliza al hincha tiene una función que rara vez se analiza: otorga estabilidad simbólica al sistema, incluso cuando el sistema es inestable.
La pasión sostiene el espectáculo, pero también diluye la visibilidad de sus tensiones internas. El jugador actúa, sin saberlo, en un escenario cuya estructura es sostenida por una audiencia que no suele mirar lo institucional.
Compartiendo unas conclusiones iniciales, comprender el deporte desde esta perspectiva sistémica no busca generar alarma, sino lucidez. Cuando el deportista entiende el paisaje institucional, sus incentivos, sus tensiones, sus reglas implícitas, gana algo que el rendimiento por sí solo no puede darle: criterio propio.
Continuaremos con esta serie de notas...




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