EMANUEL: DEL APLAUSO AL PROPÓSITO, LA TRANSFORMACIÓN SILENCIOSA DEL CAMPEÓN
- Enrique Portnoy

- Aug 1
- 3 min read

¿Puede un ídolo reinventarse sin necesidad de caerse primero? ¿Cómo sigue la vida cuando ya no hay nada que demostrar y todo por construir?
En este encuentro íntimo, de ficción; Osvaldo Salvadores se sienta a conversar con Emanuel Ginóbili, uno de los mayores referentes del deporte argentino y mundial, para reflexionar sobre el silencio posterior a la gloria, la reinvención como decisión madura y el valor de prepararse para un Segundo Tiempo donde el prestigio no se hereda, sino que se rediseña.
Un diálogo para los que sienten que llegó el momento de dejar de correr… y empezar a elegir.
REUNIÓN DE TRABAJO CON OSVALDO SALVADORES
OS: Emanuel, muchas gracias por estar acá. Para muchos, tu historia es sinónimo de perfección pero a mí me interesa lo que viene después, ese momento donde no hay luces… solo preguntas.
EG: Gracias a vos, Osvaldo. Es raro, ¿sabes? Porque yo tuve la suerte de retirarme en mis términos, sin escándalos, sin necesidad, pero el silencio posterior al último partido… es fuerte. No lo anticipas, por más que lo tengas planificado.
OS: Imagino. Y además, vos sos de esos tipos que no solo compitieron al máximo nivel… también construyeron un legado. Spurs, selección, oro olímpico, respeto internacional. ¿Cómo se suelta todo eso?
EG: Con tiempo… y con trabajo interno. Yo sabía que no podía seguir compitiendo eternamente y también sabía que no quería ser una estatua. Así que empecé a hacer lo que nunca había hecho: observarme. Preguntarme qué cosas me motivaban más allá del deporte.
OS: Y ahí empieza el Segundo Tiempo. Cuando uno ya no busca validar lo que fue… sino construir lo que sigue.
EG: Totalmente. En mi caso, fue una transición lenta pero buscada. Me alejé de todo por un tiempo. Me dediqué a mi familia, a leer, a pensar. Empecé a involucrarme en temas que antes ni registraba: tecnología, ciencia, impacto social. No para hacerme experto… sino para aprender. Me volví curioso de nuevo.
OS: Eso es algo que muchos no se permiten: la curiosidad sin presión de resultados. Y es ahí donde la verdadera reconversión empieza. Porque no se trata de reemplazar una cancha por otra… sino de animarte a ser principiante otra vez.
EG: Tal cual. Me tuve que sacar de encima la identidad del “exjugador”. No quería vivir colgado del pasado, ni ser comentarista de mí mismo. Me propuse construir una nueva versión de Manu, una que no dependiera del rebote de la ovación.
OS: Y sin embargo, el respeto que generas no bajó… cambió de lugar. Hoy inspiras por cómo decidiste vivir, más que por lo que ganaste. Eso es raro en un mundo que idolatra el resultado.
EG: Bueno, el resultado te puede hacer famoso… pero no necesariamente te hace pleno. Yo aprendí que la plenitud está más cerca de tener coherencia que trofeos. ¿Estoy haciendo lo que me gusta? ¿Estoy cerca de la gente que elijo? ¿Estoy dejando algo que tenga valor real?
OS: Y eso se nota. Porque hoy sos parte de varios proyectos de inversión, de impacto, de mentoring… pero no como figura decorativa. Se nota que estás involucrado de verdad.
EG: Porque me lo tomé en serio. Porque entendí que había una nueva versión mía que podía ser útil, que podía aprender de nuevo, equivocarme, crecer. No me interesa ser un ex de nada. Me interesa ser alguien en construcción.
OS: Y ese es el mejor mensaje que podemos dejarles a los que están hoy cruzando esa frontera del retiro. Que se puede vivir sin nostalgia, sin miedo, con sentido; pero para eso, hay que prepararse. Hay que invertir en uno mismo. Así como entrenábamos cada músculo… hay que entrenar la nueva mentalidad.
EG: Sí. El talento te pone en la élite. Pero lo que viene después… depende de tu capacidad de adaptarte. De soltar. De volver a aprender. Y de rodearte bien. Porque eso también es clave: no estar solo.
OS: Por eso estamos acá. Porque la transformación no es un lujo para elegidos, es una responsabilidad para todos los que saben que el aplauso es efímero… pero el propósito puede durar toda la vida.
EG: Y lo bueno es que ese propósito puede ser silencioso. Ya no necesito que me vean; necesito que lo que haga tenga sentido para mí.
OS: Emanuel, bienvenido al Segundo Tiempo. El tuyo inspira, y, como mentor, no podría pedir mejor ejemplo que el tuyo para mostrar que el verdadero campeón es el que sabe transformarse.
EG: Sigamos, todavía hay mucho por jugar
@2tsegundotiempo





Comments