MIKE TYSON - DEL KO AL KAIROS, EL ARTE DE RECONSTRUIRSE EN EL SEGUNDO TIEMPO
- Enrique Portnoy

- Aug 8
- 4 min read

Mike Tyson no necesita presentación, pero sí necesita traducción. Ídolo global, símbolo de poder animal, de furia desbordada y caídas estrepitosas. Campeón mundial a los 20 años, ícono pop involuntario, millonario antes de saber qué hacer con un dólar. Su historia fue contada mil veces, pero pocas desde la trinchera emocional. En este diálogo sin coraza con Osvaldo Salvadores, mentor de atletas retirados y arquitecto de futuros posibles, Tyson se saca los guantes y, por primera vez en mucho tiempo, habla sin escudo.
Mike Tyson ha vencido a muchos rivales. Pero ninguno tan feroz como su propia historia.
No es una entrevista. Es una consulta. No se trata de su pasado, sino de lo que puede construir con él. Este es un diálogo imaginario sobre la reinvención radical. Sobre cómo un hombre puede dejar de ser bestia para abrazar su humanidad sin vergüenza. Sobre el Segundo Tiempo de una vida que ya agotó todos los extremos.
CONSULTA CON OSVALDO SALVADORES
OS: Mike, si te digo que el boxeo fue solo tu primer capítulo, ¿te enoja o te alivia?
MT: Antes me habría enojado. Me enseñaron que si no sos el mejor, no sos nadie. Que la gloria dura cinco minutos y si no la estiras, te olvidan. Pero ahora... creo que me alivia. Porque si el boxeo era todo, yo ya estaría muerto.
OS: Y sin embargo, estás acá. Y más vivo que nunca. ¿Qué se rompió en vos para que pudieras empezar a reconstruirte?
MT: La fantasía. La idea de que yo era invulnerable. Me rompí muchas veces, pero siempre trataba de volver a ser Iron Mike, ese monstruo de los 80 que todos querían ver. Hasta que entendí que ese personaje me estaba matando. No podía más con el disfraz.
OS: ¿Y qué hiciste cuando ya no pudiste sostener el personaje?
MT: Lloré. Me escondí. Me drogaba. Me odiaba. Pero también empecé a mirar hacia adentro. La cárcel me obligó a eso. Después, cuando murió mi hija, ya no tuve excusas. Sentí que si no encontraba otra razón para vivir, no tenía sentido seguir.
OS: El dolor puede ser una puerta. Brutal, pero honesta. ¿Y qué encontraste al otro lado?
MT: Un tipo que no conocía. Un niño herido que todavía estaba adentro mío, gritando desde los días en Brownsville. Un tipo que nunca aprendió a quererse. Empecé a meditar, a hablar con terapeutas, a escribir. Me hice preguntas que jamás me había permitido.Como: “¿Qué pasaría si ya no necesito asustar a nadie?” Esa fue dura.
OS: Un nuevo Segundo Tiempo desde ahí. No desde la revancha, sino desde la pregunta. ¿Y cómo nació esa nueva voz que hoy compartís en tu podcast, en tus libros, incluso en el humor que haces sobre vos mismo?
MT: Nació del silencio. Al principio me dolía no ser famoso, no tener cámaras, no tener un séquito. Después me di cuenta de que por fin podía escucharme. Me di cuenta de que mi historia podía ser útil, no solo espectacular. Que podía ayudar a otros a no hundirse como yo. Y eso... eso me dio un nuevo tipo de fuerza.
OS: En el trabajo que hacemos en Segundo Tiempo, eso es clave: transformar el capital simbólico en capital humano. No se trata de borrar lo que fuiste, sino de canalizarlo. En tu caso, ese capital está lleno de cicatrices... pero también de verdad.
MT: Yo no tengo títulos universitarios. Pero tengo experiencia en sobrevivir. Si puedo enseñarle a un pibe a no venderse por un contrato, a no golpear a quien ama, a llorar sin vergüenza... entonces todo lo que sufrí no fue en vano.
OS: ¿Y cómo imaginas ese rol? ¿Te ves como coach? ¿Fundador de una escuela? ¿Guía espiritual callejero?
MT: Todo eso junto. Quiero abrir un lugar. Lo imagino como un templo-gimnasio. Donde se pueda entrenar, meditar, aprender filosofía básica, hablar de emociones, cocinar en grupo. Nada de lujos. Paredes peladas, mucha verdad. Y música. Se va a llamar Iron Mind.
OS: Suena como un centro de Segundo Tiempo auténtico. ¿Y qué lugar ocupas ahí? ¿Director? ¿Testimonio vivo?
MT: Soy el que barre el piso después del entrenamiento. El que se sienta a hablar con el que está por rendirse. Quiero estar ahí, presente. Compartir mis contradicciones. Enseñar con mis errores. Y también escribir... algo como “Cartas desde la lona”.
OS: Hermoso título. ¿Te gustaría también llevar este mensaje a universidades, cárceles, clubes? Hay muchos espacios donde tu voz puede abrir caminos.
MT: Sí. Me gustaría hablarles a los que creen que no valen nada. A los que odian su nombre. A los que piensan que el éxito los va a salvar. Porque yo fui todos ellos y sigo siendo algunos. No vengo a dar fórmulas. Vengo a decir: “Sobreviví, y vos también podés”.
OS: Eso es legado, Mike. No solo historia. Vos estás escribiendo un nuevo capítulo que puede iluminar otros caminos. El Segundo Tiempo no es menor. Es cuando la vida te obliga a elegir con consciencia. ¿Qué querés dejar atrás? ¿Y qué querés sembrar?
MT: Quiero dejar atrás la furia vacía. La idea de que solo valgo si gano.Y quiero sembrar posibilidad. Una semilla en cada pibe que hoy se siente un monstruo y que, tal vez, pueda descubrir que en realidad es poeta.
@2tsegundotiempo





Comments