top of page

MICHAEL: EL ARTE DE RECONVERTIR LA LEYENDA

  • Writer: Enrique Portnoy
    Enrique Portnoy
  • 4 hours ago
  • 4 min read

ree

Michael Jordan no solo cambió la forma de jugar al básquet, cambió la forma de ser ídolo. Competitivo al extremo, icónico por naturaleza, su paso por la NBA dejó una marca imborrable en el deporte, en el marketing y en la cultura popular, pero más allá de la gloria, Michael también ha vivido la paradoja del mito: ¿cómo se sigue caminando cuando ya se tocó la cima? ¿Qué se hace con todo lo acumulado, dinero, prestigio, historia, cuando el juego ya no te necesita?

En esta conversación íntima, Osvaldo Salvadores lo acompaña a explorar el lado menos visible del Segundo Tiempo: ese que no busca luces ni titulares, sino propósito y paz. Porque incluso los más grandes, también necesitan nuevos partidos por jugar.


REUNIÓN DE TRABAJO CON OSVALDO SALVADORES

MJ: No doy muchas entrevistas. Pero esto me llamó la atención. Hablar de algo que todavía estoy tratando de entender.

OS: Te agradezco la confianza, Michael. Esto no es una entrevista, es una consulta. Y también, un espacio donde no necesitas sostener ninguna leyenda. Solo ser vos.

MJ: Eso ya es raro para mí. Estuve tanto tiempo siendo “Jordan” que a veces me olvido de quién soy cuando no hay aplausos, negocios o presión.

OS: Y eso pasa más seguido de lo que imaginamos. Muchos deportistas se retiran, pero siguen atados a la versión de sí mismos que los hizo invencibles. ¿Qué te pasa hoy cuando ves esa imagen de vos volando hacia el aro?

MJ: A veces siento orgullo. A veces distancia. Me miro como si fuera otro tipo. Un personaje que construí con obsesión. Gané mucho, pero también me costó vínculos, tranquilidad, descanso.

OS: ¿Y qué estás buscando ahora? ¿Silencio? ¿Reconexión? ¿Otro tipo de juego?

MJ: No lo tengo claro. Vendí mi participación en los Hornets. Me alejé un poco del show. Sigo involucrado en algunos negocios, pero sin la necesidad de demostrar. Solo que… el fuego competitivo no se apaga tan fácil. Y me pregunto si se puede vivir bien sin ese fuego.

OS: El fuego no se apaga, se transforma. En vez de competir contra otros, quizás ahora el partido sea más interno: competir contra el miedo al vacío, contra el impulso de justificar cada segundo. ¿Cuánto te permitís no hacer nada?

MJ: Poco. Me incomoda. Me crié para avanzar, para ganar. Ser el mejor era lo único. Ahora... ¿qué significa ser “el mejor” en una etapa donde ya no hay partidos que jugar?

OS: Tal vez ser el mejor ahora sea otra cosa. Ser el mejor padre que puedas. El mejor mentor para quienes no conocieron tu historia en vivo. La mejor versión de vos mismo. ¿Lo pensaste así?

MJ: Nunca me gustó mucho la palabra “mentor”. Sentía que era para otros. Yo siempre fui más de mostrar que de explicar.

OS: Pero tus silencios también enseñan. Tu distancia también es lenguaje. El desafío es no volverte prisionero de tu imagen. Tenés algo que solo los grandes tienen: la posibilidad de hablar desde la cima y desde el después.

MJ: Sabes qué me pasa a veces… siento que si vuelvo a involucrarme profundamente en algo, voy a terminar queriendo ganar de nuevo. Y eso me puede volver a consumir.

OS: Entonces no se trata de dejar de hacer, sino de cambiar el para qué. ¿Qué tal si el juego ahora no es ganar, sino construir algo que dure? ¿Algo donde no dependas de ganarle a nadie, sino de dejar una marca real?

MJ: ¿Como qué?

OS: Como crear espacios donde chicos que vienen de donde vos venís puedan crecer sin tener que volverse héroes. Donde se los forme como personas, no como productos. O construir una red silenciosa de acompañamiento a atletas que se pierden cuando se apagan los focos.

MJ: Ya he hecho donaciones. Programas. Pero nunca quise mostrarlo mucho.

OS: No se trata de mostrarlo. Se trata de hacerlo con sentido. De entender que tu influencia no está solo en el logo, sino en cómo usás tu poder simbólico para cambiar mentalidades. No como redención, sino como evolución.

MJ: Suena bien. Me cuesta pensarme así. Pero me gusta la idea de no tener que representar nada. De poder ser simplemente… humano.

OS: Ese es el mayor lujo que podés darte. Y quizás el más necesario. Vos ya ganaste todos los partidos posibles. Ahora el desafío es aprender a disfrutar lo que construiste, sin perderte en eso.

MJ: A veces sueño que sigo jugando. Me despierto sudado. Y después me acuerdo que ya no tengo 30. Me río, pero también me entristece un poco.

OS: Es natural. Pero hay una frase que uso con muchos deportistas: “no se trata de dejar de jugar, sino de cambiar el juego”. Hoy podés ser jugador de tu legado, de tu bienestar, de una comunidad.

MJ: Estoy de acuerdo, es muy complicado... Tal vez por primera vez en mucho tiempo, puedo jugar sin la presión de ganar. Solo por el placer de estar en la cancha.

OS: Y esa es la forma más madura de victoria: jugar por amor, no por necesidad. Cuando entendés eso, el Segundo Tiempo se vuelve tan apasionante como el primero.

MJ: Gracias, Osvaldo. Me voy pensando en cosas que ni mi círculo más cercano me pregunta. Tal vez sea hora de bajar el volumen externo y subir el volumen interno.

OS: Es tiempo, Michael. Y este partido, créeme, todavía no empezó el último cuarto.


@2tsegundotiempo


ree

Comments


ContactO

​​

enriquep@2tsegundotiempo.com

@2tsegundotiempo

Estamos esperando tus propuestas y tus opiniones

Por favor, se especifico en la inquietud y nos pondremos en contacto contigo a la brevedad. También podes enviar un email o dejarnos un mensaje en el teléfono de referencia. 

¡Bien! Mensaje recibido

  • Instagram - Círculo Blanco
  • Instagram - Círculo Blanco
  • YouTube - círculo blanco

© 2018 by 2T - SEGUNDO TIEMPO

bottom of page