JOHAN CRUYFF: PENSAR EL JUEGO, PENSAR LA VIDA. EL ARTE DEL SEGUNDO TIEMPO
- Enrique Portnoy
- Jun 6
- 5 min read

Osvaldo Salvadores se encuentra en esta consulta de ficción con un personaje ideal para desarrollar el tema; un visionario del fútbol, líder dentro y fuera de la cancha, con un Segundo Tiempo como entrenador y formador que marcó una era; una de las mentes más influyentes en la historia del fútbol: Johan Cruyff. Más allá de sus logros como jugador y entrenador, Cruyff dejó un legado de pensamiento, innovación y filosofía aplicada al deporte y a la vida. En esta conversación íntima, ambos exploran las raíces del liderazgo, la importancia de formar equipos con libertad creativa, y cómo se construye un “Segundo Tiempo” con sentido, incluso desde los primeros pasos en la carrera profesional.
REUNIÓN DE TRABAJO CON OSVALDO SALVADORES
OS: Johan, siempre me fascinó cómo lograste transformar no solo la manera de jugar, sino la manera de pensar el fútbol. ¿Dónde nace esa visión? ¿En el talento, en la intuición, o en la reflexión?
JC: En el fútbol, como en la vida, si no pensas, no funcionas. Yo crecí con una pelota, sí, pero sobre todo crecí observando. Miraba el juego, entendía los espacios y con el tiempo, comprendí que el talento es solo el inicio. Lo que hace la diferencia es la capacidad de tomar decisiones simples en situaciones complejas.
OS: Eso es liderazgo puro. Hay una idea errónea de que el líder es quien da órdenes, pero vos proponías otra cosa: libertad con responsabilidad.
JC: Exacto. La clave está en confiar en la inteligencia de tus jugadores. Si todo lo que haces es gritar indicaciones, estás criando soldados, no artistas. El liderazgo verdadero no está en controlar cada pase, sino en crear un contexto donde las decisiones correctas aparezcan casi solas. Eso exige formación, reflexión… y también humildad.
OS: Y visión de largo plazo, ¿no? Porque formar un equipo así lleva tiempo. ¿Pensabas en el “Segundo Tiempo” incluso cuando estabas en la cancha?
JC: Claro que sí. El jugador inteligente sabe que su carrera no es infinita. A los 20 ya debes estar entendiendo el juego más allá de tus piernas. Yo me preparaba para dirigir sin saber que estaba haciéndolo. Escuchaba, analizaba, cuestionaba. El Segundo Tiempo empieza cuando te das cuenta de que tu talento debe convertirse en sabiduría.
OS: Y eso cambia el foco del éxito. Pasas de ganar partidos a formar personas. Vos lo hiciste con Guardiola, con Xavi, con una generación entera que transformó el fútbol moderno.
JC: Ganar es importante, pero ganar sin estilo no tiene alma. Yo quería dejar una huella. Enseñar a pensar, no solo a correr, Guardiola fue alumno y luego maestro. En mi visión ese es el verdadero triunfo del Segundo Tiempo: cuando otros continúan lo que empezaste.
OS: ¿Y cómo se forma ese pensamiento? ¿Cómo se entrena la mente de un joven jugador para que no dependa solo de su físico?
JC: Se empieza con preguntas. ¿Por qué jugas donde jugas? ¿Qué ves cuando no tenes la pelota? ¿Qué aporta tu estilo al equipo? Si el jugador no se hace preguntas, se estanca. Lo mismo vale para cualquier profesional. El Segundo Tiempo no aparece de la nada, se construye en silencio, con cada decisión que tomas incluso en tu primera etapa.
OS: Me gusta eso: el Segundo Tiempo como una construcción silenciosa. No es un giro dramático, es una continuidad consciente.
JC: Exacto, y esa continuidad, Osvaldo, es lo que da sentido a la vida después del aplauso. Porque el talento se apaga, pero la forma en que pensas y ayudas a otros… eso dura para siempre.
OS: Johan, eso que decís encierra una verdad profunda. El legado no es lo que dejas atrás, es lo que sembras en los demás.
JC: El legado es la forma en que otros se atreven a pensar distinto y si lo logras, nunca el Segundo Tiempo es un cierre. Es un inicio mucho más grande.
OS: Johan, hablábamos del liderazgo silencioso, ese que empieza cuando uno aún está en el centro de la escena. ¿Cuándo sentiste que ese pensamiento tenía que institucionalizarse? Que no bastaba con inspirar… había que estructurar.
JC: Cuando regresé al Ajax como entrenador. El club necesitaba una renovación, pero no solo de nombres: de ideas. Ahí entendí que la inspiración era frágil si no se transformaba en un sistema; promoví a chicos del juvenil, me enfrenté a quienes no entendían que el talento necesita confianza, no jerarquías.
OS: No todos se animan a confrontar lo establecido desde adentro y vos lo hiciste dos veces: en Ámsterdam y después en Barcelona.
JC: Barcelona fue el gran laboratorio. Ahí vi la oportunidad de crear algo que durara más allá de mí. No quería un equipo campeón, quería un club que pensara distinto; por eso impulsé La Masía. No era solo una cantera de futbolistas, era una escuela de pensamiento.
OS: ¿Y cómo se enseña a pensar en un mundo tan marcado por el resultado inmediato?
JC: Enseñando a mirar el juego sin la pelota. A leer lo que no se ve, a preguntarse por qué se hace lo que se hace. Si no formas mentes, el talento se vuelve decorativo. En La Masía no se formaban cracks: se formaban personas que entendían su rol en un sistema más grande que ellos.
OS: Y eso tiene eco en cualquier profesión; porque el Segundo Tiempo no siempre empieza cuando termina el primero: a veces, empieza cuando descubrís que sos parte de algo más amplio que tu propio éxito.
JC: Exactamente. Yo sabía que no iba a jugar ni dirigir toda la vida, pero sí podía influir en cómo otros jugarían y dirigirían. Guardiola, Xavi, Iniesta… no los formé yo solo. Los formó una idea: la de que pensar el juego es más importante que correr tras él.
OS: El gran legado de un líder no es ser recordado, sino generar pensamiento propio en quienes vienen detrás.
JC: Y eso solo pasa si no buscas clones. Si aceptas que tu legado va a ser reinterpretado. El Segundo Tiempo no es una estatua: es una semilla.
OS: ¿Y cómo se prepara uno para sembrar esa semilla mientras todavía está en la etapa de protagonismo?
JC: Escuchando. Rodeándote de gente que no te adule, sino que te cuestione. Yo aprendí más en las derrotas que en las finales ganadas, pero sobre todo, aprendí cuando vi que otros tomaban decisiones que yo no habría tomado… y funcionaban. Ahí entendés que tu legado no es tuyo, es del proceso que ayudaste a iniciar.
OS: Johan, escucharte es una clase de filosofía aplicada al deporte. Y también a la vida.
JC: El fútbol es solo una excusa. La verdadera jugada es la vida y hay que aprender a jugarla con la cabeza alta, pase lo que pase en el marcador.
@2tsegundotiempo

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