“Genio. Ídolo. Dios…”
Mientras la escena se juega, algunas personas pueden construir “grandes personajes”; en el cine, en la televisión, en el teatro, en la cancha…
Puede creerlo el espectador. Puede creerlo o hacerlo creer el periodismo, o la gente de la Organización que representa.
Lo que no debería ocurrir es que el actor se crea esa irrealidad.
Cuando el partido termina, la vida es la real y uno se queda solo frente al espejo.
Los protagonistas, los que entran a la cancha, los que se suben al escenario son valorados por el público y por los fanáticos como “diferentes” y son distintos como profesionales que desarrollan el rol para el cual se han preparado.
Nuestro foco no está orientado en contra del consumidor, ni del inversor que arriesga invirtiendo en el “actor” y genera su negocio.
No estamos intentando crear monstruos.
La visión no es que todos son enemigos o a nadie le importa de nosotros. No hablamos de buenos y de malos.
Segundo Tiempo se enfoca claramente en el protagonista que no es el dueño del show y es quien se expone, muestra su cara y tiene su vida.
Nunca estamos en contra del espectáculo.
No combatimos al que invierte ni al que consume. Nos ocupamos de la persona que, posiblemente, se queda sola cuando el espectáculo finaliza. El show te deja afuera y nunca sabemos cuánto tiempo dura.
En algún momento tus virtudes ya no son valoradas y te convertís en una variable de ajuste; el que participa es otro profesional que ocupa el lugar que "erróneamente" asumiste como tuyo para siempre.
¿Quién se hace cargo si no pudiste armar algo por fuera del espectáculo?
¿Cuál es la responsabilidad de cada “jugador” de poder construir algo para seguir sintiendo la vida? Sin tener en cuenta a las pirañas que se mueven cerca…
Sin tener en cuenta a los que sólo les importa el dinero, la foto del momento o las luces del Campeón.
Son todos “matrimonios por conveniencia”.
Se termina el partido… ya nadie va a decir ¡Qué Jugador!
Nuestra ocupación se centra en erigir a “Titulares del Segundo Tiempo”.
Nuestras ideas se basan en disparadores y cuestionamientos sistemáticos; análisis y aprendizaje; conocimientos y habilidades; dedicación y esfuerzo.
La actitud, siempre debe ser puesta por el que juega y aquí comienza el proceso.
¿Cómo hacemos para mantener el nivel? ¿cómo hacer para superar lo ya vivido?
Haber sido “excelente” no nos permite relajar y creer que, porque “fuimos” grandes protagonistas, podemos ocupar cualquier puesto en el Club, la Empresa o la Organización que se presente.
El mejor vendedor, no puede ser gerente de ventas.
El mejor gerente de ventas, no está preparado para ser el gerente Comercial.
El gerente Comercial no va a ser, porque sí, el mejor gerente General.
El jugador profesional tiene como respaldo su experiencia y lo que ha logrado como jugador.
No es fácil digerir que los momentos pasan y “somos reyes efímeros”.
Tu pasado puede convertirse en tu cadalso.
Proyectos, sueños a cumplir. Prioridades y valores para poner en la mesa y que marquen nuestro futuro.
¿Está preparado para ser Director Técnico?
¿Está preparado para ser el Manager deportivo o presidente de la Institución?
¿Puede, cualquier persona, desarrollarse como periodista de deportes?
Aunque haya sido “excelente jugador profesional”, todas las respuestas conducen a que, el Segundo Tiempo, no se puede afrontar sin preparación.
Tenemos que comprender que no siempre estamos capacitados para opinar o para involucrarnos en cualquier tema… política, sociedad, cultura, etc.
La vida es un proceso de aprendizaje permanente. No nos quedamos en un análisis económico o patrimonial. Tenemos que construir proyectos respetando la filosofía de cada actor.
Creer haber llegado a la meta es un error. Creerse el mejor, otro error.
Hay que entender que estas construcciones son procesos que no terminan nunca, porque cuando nos parece que se llega…, no llegamos; hay que mantenerse y seguir creciendo.
Todo cambia. Todo es dinámico. Todo se modifica.
Los llamados “ídolos” pueden creer que siempre lo serán y, como en tantas situaciones de la vida, no es la realidad.
En la pareja, una persona “puede estar enamorada” pero si ese amor no se alimenta, se puede terminar.
En cualquier trabajo, con dedicación y esfuerzo, se logra llegar al puesto deseado; es el momento de seguir trabajado para evolucionar, porque son muchos los pretendientes para cumplir esa función en la Organización.
¿Y cuándo se llega?
Nunca… porque la vida sigue, y siempre avanza para adelante, nunca para atrás.
¡Los que se creen “reyes” pueden perder la corona!
Y si los reyes pueden ser destronados, todos, hasta “los más grandes”, pueden caer.
Cuando decimos “profesional de la vida” nos referimos a lo que tantos y tantos “ídolos” de algún momento no han entendido.
Llegar es la consecuencia de un gran esfuerzo; se movieron las fichas del tablero, como en el Ajedrez, y todo se modificó.
“Todo se modificó” es literal. Es tal cual se expresa…
“Genio del fútbol”, “ídolo del básquet”, “campeón del voley”, “líder de la organización”, “el mejor…” ¿Y ahora qué?
“Profesional de la vida” es hacerse cargo.
El show puede seguir sin esos “personajes fabulosos” que cuando desaparecen de la escena, solamente ellos dejan de disfrutar porque son muchas las personas que construyen a otro “genio” y lo mantienen hasta que vuelven a ser reemplazados…
Sigamos aprendiendo. Sigamos con dedicación y esfuerzo construyendo lo que queremos ser cuando seamos grandes.
Los que han perdido condiciones físicas o mentales, están muy complicados o ya no juegan más en ningún campeonato interesante. Cuestión de mirar para atrás, para los costados y analizar hacia dónde queremos proyectarnos.
¡Siempre construyendo desde la esperanza! Planteando el cumplimiento de los sueños. Intentamos compartir nuestra visión de la vida.
Se termina una etapa y surgen nuevas oportunidades.
Pregonamos el acompañamiento desde nuestras opciones orientados a desarrollar el proyecto de ser “profesionales de la vida”.
