La idea siempre es poder crecer.
Desarrollar el máximo potencial. En el deporte. Fuera de la cancha. En la vida…
Nosotros intentamos acompañar en el proceso de crecimiento; siempre respetando los sueños y la filosofía del actor. Generando disparadores que provoquen analizar la situación; “él parar la pelota para definir la próxima jugada”.
Analizando el entorno que nos rodea, algunas veces creemos estar rodeados de gente que nos juega a favor y que, quizás, no priorizan lo que nos ocurre. Pueden tener otros intereses. Caer en la cuenta que “uno forma parte de un equipo de rivales” es complicado. Frustra.
El grito puede llegar a ser: “marquen a los nuestros”, a veces son más peligrosos que los contrarios.
Por eso tenemos que lograr autonomía. Entender sobre nuestro proyecto. Planificar lo que viene. Analizar lo que hemos conseguido. Aprender para decidir.
Conocimientos y habilidades. Dedicación y esfuerzo. Herramientas para aplicar con la actitud de aprender, la única posibilidad para desarrollar y hacer cumplir nuestros sueños.
Los amigos del campeón están siempre. Siempre que sigamos ganando...
Y cuando hemos perdido popularidad, fama y hasta dinero, todos desaparecen.
Nos quedamos fuera de la escena y lo que creímos que nunca ocurriría, pasa...
Podemos llegar a ser "descartables" para los demás, pero nunca para nosotros.
El hábito de empezar con un fin nuestras acciones, entendiendo hacia donde vamos y definiendo lo que estamos dispuestos a cumplir y lo que no; debería ayudarnos a focalizar.
En el ajedrez, como en la vida, el adversario más peligroso puede ser uno mismo – Vasily Smyslov – séptimo campeón mundial de la historia.
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