LOS VALORES Y LA VERDAD COMO PUNTO DE PARTIDA, Y COMO PUNTO DE NO RETORNO.
- Enrique Portnoy
- 4 days ago
- 2 min read

UNA REFLEXIÓN DE SEGUNDO TIEMPO SOBRE LEGITIMIDAD, DISCURSO Y FUTURO
En el deporte, en la empresa o en la vida diaria, existe una tentación silenciosa que a todos nos roza: instalar un relato que nos convenga más que el que nos describe. A veces lo hacemos para protegernos, otras para ganar tiempo, y otras simplemente porque necesitamos creer que estamos mejor de lo que realmente estamos. Pero el problema aparece cuando ese relato busca transformarse en “la verdad”, aun cuando la realidad no lo acompañe.
Tener razón es construir un discurso para sostener una imagen.
Tener verdad es construir un proceso para sostener un futuro.
Podemos decir que somos los mejores, que somos campeones del mundo, que estamos “para grandes cosas”… y durante un tiempo incluso puede funcionar. Puede convencer, ordenar, tapar, pero no construye. Y lo que no es legítimo, tarde o temprano, se cae. No se trata de moral. Se trata de funcionamiento. La legitimidad en Segundo Tiempo no viene del discurso, viene del proceso. De la coherencia entre lo que decimos, lo que hacemos y lo que efectivamente conseguimos. Cuando la distancia entre esas tres cosas crece más de lo que podemos sostener, aparece el ruido: decisiones que no salen, vínculos que se desgastan, equipos que no responden, proyectos que pierden sentido. Porque hay algo que no cambia:la realidad siempre cobra factura, y lo curioso es que la factura no es por haber fallado; todos fallamos. La factura llega por haber intentado ganar la discusión en lugar de ganar el aprendizaje. La diferencia entre tener razón y tener verdad define el futuro.Tener razón es un deporte de corto plazo.Tener verdad es construir desde donde realmente estamos, con lo que somos, con lo que podemos y con lo que todavía no sabemos hacer. En Segundo Tiempo no nos sirve la épica vacía. Nos sirve la legitimidad. Nos sirve decir: “Esto es lo que soy hoy. Esto puedo. Esto no”.Porque desde ahí sí se puede avanzar. Y ahí aparece la pregunta que nunca falla, la que define la continuidad de cualquier proceso: “¿Y ahora qué?”. Ese “¿y ahora qué?” puede ser un punto de inflexión… o un punto de no retorno. Puede abrir caminos o dejarnos expuestos, y la diferencia, casi siempre, está en cuán sinceros fuimos antes con nosotros mismos. No hay engaños. No hay magia. No hay atajos.
Hay verdad, trabajo, proceso y legitimidad y desde ahí, sí: el Segundo Tiempo puede empezar, sin duda comienza en nosotros.
https://www.ole.com.ar/rosario-central/premio-rosario-central-campeon-titulo-nuevo_0_XTN09LyNpL.html

