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  • Writer's pictureEnrique Portnoy

LA ROSA PÚRPURA DE EL CAIRO



Cecilia es una torpe y lenta camarera que trabaja durante la época de la Gran Depresión en una cafetería de Nueva Jersey y que para olvidarse de su miserable vida va al cine cada semana. Monk, su marido, no sólo la maltrata a menudo, sino que además se queda con todo el dinero que gana para jugárselo a los dados con sus amigos, con los que se pasa el día desde que cerró su fábrica y se quedó sin trabajo, debiendo ella lavar ropa y seguir trabajando para poder ganar el dinero suficiente para pagar el alquiler. El último estreno al que acude es la película de aventuras “La rosa púrpura de El Cairo”, que narra las exóticas vacaciones de un adinerado dramaturgo neoyorkino que viaja hasta Egipto, donde conocen a Tom, un arqueólogo que acepta la propuesta de pasar con ellos un tiempo en Nueva York. A Cecilia le gusta tanto la película que acude a verla al día siguiente con su hermana, a la salida del cine se encuentra con su marido, totalmente borracho y con otra mujer… por lo que decide marcharse de su casa. Cecilia se refugia en el cine y va todos los días al cine a ver la misma película. En una de las proyecciones, Tom, el arqueólogo de la película se dirige desde la pantalla a ella, y le habla; para finalmente salir de la película en blanco y negro al mundo en color, confesándole a Cecilia que se siente atraído por ella y pidiendo que le ayude a esconderse, frente a la indignación del resto de los personajes de la pantalla y del resto de los espectadores que le piden que regrese para poder continuar con la película, pues ellos no pueden salir y no saben que hacer para continuar…


¡Esto pasa solamente en el cine! En la vida real “no se puede salir de la película”. “Lo que el viento se llevó”, “La hoguera de las vanidades”, “La vida es bella”, “Los hombres sólo piensan en eso”; la película que imaginemos, imposible vivir "una vida como en las películas".

En la vida real todo es una construcción permanente y tenemos que hacernos cargo nosotros. Ser los protagonistas.

Construir nuestro propio destino, con dedicación y esfuerzo.

Se tardan años en construir y pocos segundos en destruir lo construido.

Para seguir construyendo necesitamos “parar la pelota, planificar, aprender y actitud”.


Llega el tiempo de dejar las películas y ocuparnos de las conclusiones y enseñanzas que nos han brindado esta serie de notas y estos tiempos que vivimos.

Un tiempo complicado, lleno de incertidumbres y de preguntas. ¡Cómo siempre!

¿Alguna vez fue diferente?

Tenemos que buscar las respuestas.

Estamos obligados a cumplir nuestros sueños.

¿Por dónde pasa la vida? Sin procastinar. Sin postergar nada. Tomando las decisiones hoy y haciendo que tengan efecto a partir de este momento.

Yendo dentro de uno mismo y entendiendo que no se pueden esperar los milagros.

La causalidad ante todo.

¡Desplegando el máximo potencial que uno tiene!

Nadie va a salir de la pantalla del cine, ni de ningún otro lugar para marcarnos el camino. La vida es la película que nosotros dirigimos, guionamos, actuamos y queremos.


Preguntémonos: ¿De qué modo, concretamente, estamos mejorando nuestra propia vida? Hagamos planes para lo que viene.

Generemos la hoja en blanco e implementemos sistemáticamente los pasos para poder lograr lo que queremos.

La actitud expone la no actitud.

Seamos “Titulares del Segundo Tiempo”.


¡Felices Fiestas! Nos reencontramos el próximo año.




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