El cambio se presenta cuando nos damos cuenta que “así no sirve más”.
Es entender que el ciclo pasó o se está terminando… cuanto antes observemos inteligentemente la realidad, antes aprovecharemos las oportunidades.
Se presenta el problema, tenemos que tomar decisiones.
Detectar ese momento no solamente puede surgir de uno mismo.
La Familia, la pareja, los amigos, la gente que nos quiere puede identificar ese estado… y quizás nos puede ayudar.
La responsabilidad de advertir la necesidad de un cambio y de asumir la decisión es propia…
¡¡No hay culpables!! Es la vida.
Todo es dinámico, variables que resultan incontrolables y también aquellas que se pueden controlar… por un tiempo.
La autoestima para convencerse es prioritaria.
Seguramente hasta acá se ha llegado con esfuerzos importantes, personales y de nuestra gente… pero las decisiones que afectan a cada uno, son de cada uno.
Si en los factores de decisión se evalúa el aspecto económico, seguramente los análisis parten desde otro lugar…
Pero si la necesidad de cambio se vincula con la realización profesional o personal, el punto de partida vuelve a la pregunta inicial: qué querés ser cuando seas grande.
¡Y es un punto genial!
Con la experiencia adquirida hasta el presente, con todo lo que se ha aprendido y vivido, con el panorama claro en cuanto a lo que uno SI quiere hacer y lo que uno NO quiere hacer… filtramos, analizamos y decidimos.
¡El cambio depende de uno!
¡Preparados para enfrentarlo!
¡Con conocimientos, habilidades y actitud!
