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CARLO: CUANDO GANAR YA NO ALCANZA

  • Writer: Enrique Portnoy
    Enrique Portnoy
  • 4 days ago
  • 3 min read

Carlo ha ganado todo. Como jugador, como entrenador, como líder. Equipos históricos, vestuarios complicados, noches inolvidables, pero incluso para los que siempre encontraron respuestas, llega el momento de hacerse las preguntas importantes:

¿Quién soy cuando ya no soy DT? ¿Qué hago con todo lo que aprendí? ¿Hacia dónde va un hombre que ya lo vio todo desde adentro de la cancha y desde el banco de suplentes?

En esta conversación con Osvaldo Salvadores, Ancelotti abre una puerta que pocos campeones se animan a atravesar: la del vacío posterior. La de la vida después de haberlo logrado “todo”. Una charla sin libretos, donde la vulnerabilidad y la experiencia se dan la mano para pensar el legado, el silencio, el propósito. Porque el Segundo Tiempo no se juega con táctica: se juega con coraje.


REUNIÓN DE TRABAJO CON OSVALDO SALVADORES

CA: Gracias por recibirme, Osvaldo. No sé por dónde empezar, pero… creo que hasta acá llegué.

OS: Gracias a vos, Carlo. Ya empezaste. Admitir que algo se termina… es una forma de empezar otra cosa.

CA: He ganado Champions, he dirigido los vestuarios más difíciles del mundo. Pero no tengo claro cómo se vive cuando no hay partidos el domingo.

OS: Esa es una de las preguntas más duras. Porque nadie te entrena para el día después. ¿Hace cuánto venís sintiendo esto?

CA: Desde hace un tiempo. No porque esté cansado del fútbol… pero siento que me estoy repitiendo. Que estoy dirigiendo sin alma. Lo hago bien, claro. Pero algo dentro mío se volvió mecánico.

OS: ¿Y qué te dice ese “algo”?

CA: Que no sé quién soy sin una pizarra en la mano. Que he sido técnico más tiempo del que fui hombre. Que eduqué futbolistas… pero no sé si me eduqué a mí mismo para lo que sigue.

OS: Carlo, ¿alguna vez te detuviste a pensar para qué querías ganar tanto?

CA: Sí. En parte para honrar mi historia. Vengo de una familia humilde. Mi padre trabajaba en el campo. Ser campeón era mi forma de decirle: "valió la pena el esfuerzo".Pero hoy… ya no tengo a quién demostrarle nada.

OS: Entonces es momento de construir no desde la falta, sino desde el deseo. ¿Qué querés construir ahora que ya no necesitas demostrar?

CA: Ese es el problema. No sé. Me gustaría enseñar… pero no desde un banco de suplentes. Me gustaría transmitir lo invisible: cómo se gestiona el ego, cómo se escucha a un jugador cuando está roto por dentro…Pero no sé si hay espacio para eso. Todo es muy rápido hoy.

OS: Ese espacio hay que crearlo, Carlo. El Segundo Tiempo no espera que te inviten… te pide que lo diseñes.

CA: ¿Y si no tengo la energía?

OS: Tal vez no necesites energía… sino dirección. Una brújula. Y tiempo para preguntarte: ¿cuál es el juego que realmente querés jugar ahora? No el de los títulos. El de la trascendencia.

CA: Trascender… Eso sí lo deseo. Que lo que yo aprendí en estos años no se pierda. Que alguien más lo aproveche. Pero con verdad. Sin marketing.

OS: Eso es legado. Y el legado no se hereda: se siembra. Pero para sembrar, primero hay que bajar la pelota.

CA: No es fácil. Vengo corriendo hace cuarenta años. No sé caminar lento.

OS: Entonces ahora tenés que aprender a quedarte quieto. A mirar qué hay dentro tuyo cuando no estás compitiendo. Porque ahí nace el nuevo Carlo.

CA: ¿Sabés qué me dijo mi esposa hace poco?“Me enamoré de vos como entrenador… pero me gustaría conocer al hombre”.Eso me dejó pensando.

OS: A veces, el verdadero partido está en casa. En cómo te relacionas con el silencio, con tus vínculos, con tu tiempo. No con un esquema táctico.

CA: Nunca pensé que lo más difícil no era enfrentar al Barça… sino enfrentarme a mí.

OS: Y sin embargo, ahí está tu victoria más profunda. El Segundo Tiempo no te pide que ganes. Te pide que seas. Con autenticidad, con propósito… y con humildad para empezar de nuevo.

CA: ¿Y por dónde se empieza?

OS: Por preguntarte: ¿qué versión de Carlo querés dejarle al mundo… cuando ya nadie te vea en el banco?

CA: Me sonrío porque creo que quiero dejar al Carlo que sabe escuchar. Que ayuda. Que enseña sin gritar. Que entiende que el fútbol fue una etapa… no una identidad. Y que todavía puede dar algo más. Aunque sea distinto.

OS: Entonces ya lo estás jugando, Carlo. Bienvenido al Segundo Tiempo.

CA: Gracias, Osvaldo. Esta charla vale más que una Copa. Porque acá no vine a ganar… vine a entender.

CA: Ahora lo entiendo…Ya no quiero ser el mejor técnico. Quiero ser un buen tipo.


Osvaldo le entrega la carpeta que está en el escritorio con una frase que dice:

“El líder que se anima a ser humano, deja huella más allá del resultado.”




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