¿Queremos saber? ¿Queremos aprender? Vamos a tener que esforzarnos.
No se ha descubierto, hasta ahora, la pastilla de la sabiduría; pero si podemos aseverar que, si en nuestra rutina vamos incorporando hábitos, llegará un momento en el que vamos a poder entender y encaminarnos hacia la profesionalización de lo que estamos deseando.
Preguntándonos. Cuestionándonos en forma permanente y estudiando, analizando, creciendo intelectualmente. Leyendo. Rodeándonos de recursos que nos complementen con conocimientos, habilidades, experiencias y profesionales que quieran acompañarnos en la construcción de lo que pretendemos ser.
Aprendiendo a preguntar bien, como planteaba Sócrates.
"La duda" forma parte del aprendizaje. ¿Quién puede sostener que “dudar’ no es bueno? La duda es un reconocimiento de que “no sabemos”. Es más simple y fácil quedarse en el SI o en el NO. La duda inquieta y es molesta. Es una incomodidad que vale la pena.
Si existe engaño, manipulación, indecisiones, o error en lo que nos proponen; dudar significa frenar para poder reflexionar, investigar, inquirir, dedicar tiempo; y puede provocar angustia…
Hay que evitar el influjo de las pasiones y sostener un esfuerzo constante por razonar en cada situación que se nos presenta; tanto en la soledad del análisis como en el dialogo. Razonar siempre. Si nos dedicamos a desarrollar la "sabiduría" vamos a ser mejores y podremos seguir disfrutando de lo que viene, el Segundo Tiempo.
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