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Writer's pictureEnrique Portnoy

PROFESIONALES DEL SEGUNDO TIEMPO - Prólogo de Diego Valeri


Era un miércoles parecido a cualquier otro. Terminamos de entrenar y se me acercó Antonio, el administrativo del club. “Diego, estás en la lista para jugar el viernes, mañana concentras con el primer equipo”. Apreté la manija del bolsito con más fuerza y sonreí con timidez, moviendo la cabeza, conteniendo la alegría y los nervios que se me salían por los ojos y por los cachetes. No supe que decir, solo le agradecí. Me llevó a firmar el contrato que me comprometía a cumplir cuatro años de trabajo. Lanús era responsable de pagar trecientos setenta pesos por mes, que en la época me sobraran para vivir bien. Tenía diecisiete años, el mundo era más barato y más liviano. Fui profesional por primera vez. En el colectivo, yendo para casa, pensaba si ser profesional era tan simple como poner la firma en un papel. Sentía felicidad bajo el peso justo del amateurismo. Pero, iba a ponerme la camiseta del equipo profesional, entrar a esa cancha con el pasto perfecto, poner la pelota bajo mi suela, buscar el gol que gritarían miles de personas, buscar la gloria de alcanzar las estrellas y bordarlas en el escudo. Soñar y trabajar, como si hacer las dos cosas fuera posible. Así es la pelota. Una realidad mágica y poderosa. Ahora mismo estoy en el hotel por salir con el micro hacia el estadio a jugar mi último partido. Me quedé solo en la habitación. Me miro al espejo ¿Qué es ser profesional? El secreto está en el tiempo. Lo dividimos, pero el es siempre el mismo. Se va por el aire y marca la tierra. Nos moldea. Primer tiempo , Segundo tiempo, Tiempo extra, Pasado, Futuro. Lo importante es jugar y para jugar hay que estar presente. El tiempo es cómplice de la libertad, del destino y de los cambios. Es nuestro cómplice. Hay que convencerlo para que sea nuestro compañero y para que nunca, pero nunca sea un adversario. No es fácil retenerlo en los papeles, ni siquiera en la memoria, porque el tiempo corre por la sángre, por la carne y por los ojos. Ustedes saben como es: Hay partidos donde en el primer tiempo tenemos más posesión de la pelota, y ella nos enseña los colores de la vida, lo dulce, la sonrisa. Nos ponemos en ventaja. Pasan los minutos en el segundo tiempo, las piernas empiezan a pesar y hay que aprender a jugar sin ella, porque el rival no te la deja tener y se te viene encima. Te ataca por todos lados. Ese tipo de partido estamos jugando. Entonces corremos atrás de un deseo: volver a tenerla. Se sufre sin pelota, pero no, no es nuestro tiempo para eso. Es el Segundo tiempo. Hay que jugar sin pelota. El juego nos demostró que así también se ganan los partidos y los campeonatos. Aunque no es lo ideal, es parte de la realidad. Solo es cuestión de llevar las enseñanzas de esta profesión a casa y dejar la pelota en el vestuario. Dejarle la pelota a todos aquellos que el tiempo traerá en su vientre, porque de eso se trata este juego. La pelota hay que compartirla. De esa manera es cuando mejor la tenemos. Hemos sido testigos de la cantidad de personas que juegan sin jugar. Los que nos ven cuando somos profesionales, porque ahí, en el silencio es cuando masticamos la profesión. Cuando se apaga la cámara, cuando se apagan las luces del estadio, cuando se apaga la primavera y la salud. En la sala de un hospital esperando que te operen la rodilla, una y otra vez. En la incertidumbre por no estar jugando un solo partido, en las incontables horas viajadas arriba de un micro o de un avión, en el inmensurable sufrimiento ante las criticas injustificadas porque las cosas no salen y no hay mas que hacer, no nos queda un rebote. Por confiar en aquel que te traicionó por la espalda y vos creías que era de los tuyos. Pero vos, no poder fallar, porque rompes un corazón,o muchos, a pesar de que a pocas personas le importe que tu corazón está deshecho del dolor. Estar expuesto al sol todo el día y al frío toda la noche. Confían en vos, sos profesional. ¿Cómo hacerles entender que eso no te hace infalible? ¿Como entender eso nosotros? ¿Cómo aprender a perdonarme? ¿como aprender a perdonarlos? ¿Cómo ser mejor? Ahora si hay que jugar. Tenemos todo el Segundo tiempo por delante. A correr sin pelota, a ocupar bien los espacios para que el rival no nos dañe y ganar este campeonato. Ser profesional del Segundo tiempo. ¿Donde firmo? Claro, no hay contrato para eso, voy a escribir la historia en el Tiempo.





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